¿Qué es?
La vasectomía sin bisturí y agujas es una intervención sin incisión quirúrgica para llevar a cabo la extirpación parcial de los conductos deferentes, que son los tubos
que transportan los espermatozoides fuera de los testículos. A diferencia de una vasectomía tradicional, en la que se utiliza bisturí, esta técnica se realiza con pinzas
de fijación, que provocan la apertura de la piel separando sus fibras, no cortándolas.
La ventaja es que los pacientes presentan mucho menos dolor y sangrado durante la intervención, así como menos hematomas, infecciones y otras posibles
complicaciones postoperatorias. Además, al no tener que realizar cortes, no quedan cicatrices (Segura Paños, 2012).
¿Cómo se hace?
En lugar de utilizar el bisturí para hacer un corte, simplemente se hace un pequeño orificio con unas pinzas especiales para llegar a ambos conductos deferentes. En
primer lugar, el cirujano buscará los conductos deferentes con la palpación del escroto y los sujetará con unas pinzas en forma de anilla. A continuación, con unas
pinzas más afiladas, se hace una punción diminuta que permita el acceso a los conductos deferentes para ligarlos o cauterizarlos (Barranquero Gómez , Jiménez
Alfaro, Rogel Cayetano, & Salvador, 2020).
¿Cuándo se hace?
La vasectomía es uno de los métodos anticonceptivos más sencillos y efectivos. Se someten a esta intervención los hombres que no quieren tener hijos y quieren un
tratamiento definitivo. La vasectomía sin bisturí se realiza por ser menos invasiva y con menos riesgos y sangrado, con la misma efectividad. También es posible evitar
el pinchazo inicial para la anestesia local, ya que se puede aplicar con aerosol (Segura Paños, 2012).